USO DE LA MIEL PARA TRATAR HERIDAS

21.08.2017

La miel ha sido un remedio utilizado en la curación de diversas clases de heridas desde tiempos antiguos gracias a sus demostradas propiedades antibacterianas, antiinflamatorias, desodorizantes y antioxidantes, entre otras. Numerosos estudios científicos la consideran eficaz en el tratamiento de heridas, con apenas efectos adversos, por lo que ya ha sido catalogada como producto médico regulado en diversos países.

APÓSITO DE MIEL
APÓSITO DE MIEL


En la actualidad se dispone de múltiples clases de apósitos, vendajes, técnicas y tratamientos farmacológicos para la curación de heridas. Sin embargo, desde hace varios años se ha experimentado un creciente interés en el uso de la miel como terapia alternativa natural, no solo en la curación de heridas, sino en otros ámbitos como son las afecciones del aparato digestivo, trastornos oftalmológicos, alteraciones dermatológicas, etc.

Aunque en España la miel no es un recurso demasiado conocido en el medio sanitario, sí lo es en otros países como Reino Unido, Francia, Nueva Zelanda o Australia, en alguno de los cuales ya se considera un producto médico regulado.

Veamos primero los antecedentes históricos del uso de la miel, su composición, propiedades, los métodos de esterilización para su uso como elemento terapéutico y otros usos distintos a la curación de las heridas. Después nos centraremos en explicar el mecanismo de actuación de la miel en las heridas y la comercialización de la misma para la curación de heridas en la actualidad.

ANTECEDENTES DE USO

El uso de la miel como terapia alternativa en el área de la medicina está demostrada desde hace más de 4.000 años por parte de varias civilizaciones. Aristóteles (filósofo y científico), Hipócrates (considerado el padre de la medicina) o Dioscórides (médico, farmacólogo y botánico) ya la recomendaban para paliar la diarrea, la irritación ocular, las quemaduras solares o las úlceras. Textos médicos europeos de la Edad Media mencionan sus beneficios y sugieren su uso como terapia medicinal.

En la actualidad continúa siendo aprovechada como un producto curativo en la medicina popular. En la India se usa para tratar enfermedades oculares, en África se aplica en úlceras infectadas en las piernas y para el dolor de oídos. Y en los países más desarrollados de nuestro entorno se recomienda para paliar el catarro y el dolor de garganta.

Recientemente se ha experimentado un importante auge en el uso de la miel como medicina alternativa en los países desarrollados gracias a que no genera resistencias como ocurre con los antibióticos, con apenas efectos de gravedad y por sus demostrados poderes antibacterianos.

COMPOSICIÓN

La miel es un producto que no existe en estado natural; la fabrican las abejas obreras a partir del néctar que recolectan, mediante procesos enzimáticos que modifican los azúcares presentes en el mismo.

Se trata de una solución supersaturada que presenta un alto valor nutritivo y energético (100 grs. de miel aportan unas 300 kilocalorías) gracias al elevado nivel de hidratos de carbono de fácil digestión que contiene. Además de los azúcares contiene una pequeña fracción de proteínas y enzimas que representan en torno al 1% y que poseen un importante papel para las propiedades curativas de la miel.

Otro ingrediente son los ácidos (glucónico, acético, butírico, clorhídrico, cítrico, fórmico, fosfórico, láctico y succínico), responsables de su bajo PH y que determinan su sabor y olor.

En menor cantidad hay minerales y oligoelementos como calcio, cloro, cobre, hierro, magnesio, manganeso, fosfato, potasio, silicio, sodio y azufre. También es rica en vitaminas, especialmente las del grupo B y flavonoides.

Además de esta combinación de componentes contiene sustancias aromáticas , estrógenas e inhibidoras de gérmenes y, en determinados tipos de miel, posee peróxido de hidrógeno, factor clave para definir sus propiedades antibacterianas. En función de esta composición varía enormemente su eficacia y uso en el tratamiento de heridas.

Aunque todas las mieles tienen cierta acción terapéutica, existen algunas que poseen un extraordinario efecto antibacteriano como son la miel de Manuka o la miel Jellybush, ambas originarias de Nueva Zelanda y Australia o la miel Jambhul, procedente de la India.

También existe alguna miel con efectos nocivos para la salud, como puede ser la "miel loca" que se produce en algunas regiones del Mar Negro y que provoca arritmias si se ingiere, o todas las derivadas de plantas de las especies botánicas Rhododendron, Oleander, Azaleas o Laurel de montaña y Laurel de oveja, cuyos síntomas tras la ingesta incluyen vómitos, diarrea, mareos, hipotensión, etc.

PROPIEDADES

· ANTIBACTERIANO

Una de las características de la miel es su actividad antibacteriana, que se mide en función del parámetro Concentración Inhibitoria Mínima (CIM) con el que se expresa la sensibilidad de un determinado microorganismo a un tratamiento, en este caso a la miel. Y se ha demostrado la eficacia de la misma frente a varias especies de hongos y bacterias, como pueden ser Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus, Candida albicans y Escherichia Coli, entre otros.

Los agentes principales responsables de esta propiedad son la osmolaridad, la acidez, la fuente floral del néctar y el peróxido de hidrógeno.

  • Al tratarse de una solución con un alto contenido en azúcar e hipertónica, se produce una acción osmótica por la cual se extrae agua de los microorganismos y se les extermina por deshidratación. Al tiempo que proporciona un ambiente húmedo al lecho de la lesión, lo que se ha demostrado que acelera la curación de heridas en un 50% de tiempo.
  • Con un PH cercano al 4, la miel es una sustancia ácida, lo que favorece la inhibición del crecimiento bacteriano y los daños tisulares que pudiera ocasionar el amonio producido por el metabolismo bacteriano.
  • La fuente floral a partir de la cual se obtiene la miel es muy importante dado que algunos néctares incluyen una enzima denominada catalasa que contrarresta la efectividad del peróxido de hidrógeno, además de distintos flavonoides y fitoquímicos que también pueden afectar.
  • El peróxido de hidrógeno (lo que conocemos comúnmente por agua oxigenada) está presente en la miel en pequeñas cantidades no dañinas para los tejidos, gracias a la incorporación de una enzima llamada glucoxidasa que las abejas añaden al néctar tras su recolección y que transforma la glucosa del néctar en ácido glucónico y peróxido de hidrógeno.

Del carácter antibacteriano de la miel cabe destacar su gran efectividad contra algunos de los microorganismos que más resistencias generan a los antibióticos, en parte debido a que su uso no ha sido tan extendido como el de estos, de los que, en ocasiones, se realiza un uso indiscriminado. Por ello, la miel puede considerarse una buena opción si los antibióticos no son efectivos en el tratamiento de heridas infectadas, al tiempo que se evitan los temidos efectos secundarios de los mismos: destrucción de la flora intestinal, reacciones alérgicas, daños en riñones e hígado, etc.

· ANTIINFLAMATORIO

Las propiedades antiinflamatorias han sido comprobadas en diversos estudios clínicos en heridas no infectadas y resultan de gran interés en el proceso de curación dadas las consecuencias que produce la inflamación: edema, exudación, dolor y liberación de radicales libres, los cuales, si son excesivos o de prolongada duración, dificultan notablemente el proceso de cicatrización de las heridas, destruyendo cualquier elemento biológico que localicen.

· ESTIMULANTE DEL CRECIMIENTO DE TEJIDO

La miel es capaz de estimular el desarrollo de nuevo tejido, propiedad que resulta muy ventajosa en el tratamiento de úlceras, quemaduras y diversos tipos de heridas. En diversos estudios se ha observado que promueve la formación de nuevo tejido de granulación por medio de la estimulación de la síntesis de fibras de colágeno, mejorando la fuerza de las mismas e impulsando el desarrollo de tejido regenerativo en el lecho de la lesión.

· ANTIOXIANTE

Sus propiedades antioxidantes se deben, en parte, al peróxido de hidrógeno, que evita la formación de radicales libres y las consecuencias negativas que estos ocasionan. Esta propiedad se encuentra estrechamente ligada a sus propiedades antiinflamatorias.

· IMPULSOR DEL SISTEMA INMUNE

Esto se logra mediante la estimulación de los linfocitos B y T y la liberación de citoquinas TNF-α, IL-1 y IL-6.

Igualmente, su PH ácido y la producción de peróxido de hidrógeno o fitoquímicos como el MGO colaboran en la destrucción de bacterias. Además la miel aporta sustratos para la producción de energía por parte de los macrófagos, es decir, nutre a las células encargadas de participar en la fagocitosis microbiana.

Por último, se deben resaltar otros efectos producidos por el empleo de la miel en la curación de heridas: la disminución del mal olor propio de la lesión gracias al aporte de glucosa, que impulsa a las bacterias a consumir este monosacárido en lugar de los aminoácidos, produciendo ácido láctico en vez de amoniaco y compuestos sulfurados, responsables del mal olor; y el poder desbridante, que se asocia a sus propiedades antioxidantes, debidas, en parte, al peróxido de hidrógeno, pero también a otras sustancias cuyo mecanismo de acción aún no ha podido ser esclarecido plenamente.

ESTERILIZACIÓN DE LA MIEL

Teóricamente, la miel, al ser un producto natural, podría contener algunos tipos de bacterias perjudiciales para la salud, principalmente esporas del Clostridium Botulinum, causantes del botulismo. Pero en un estudio en el que se empleó la miel en 470 casos de heridas abiertas, sin que esta se hubiera sido esterilizada, no se desarrolló ningún caso de infección a tales organismos.

Hasta finales del siglo XX se aplicaba calor (hasta 120 ºC) a la miel con el fin de prevenir su contaminación, pero se comprobó que este proceso provocaba la pérdida de algunas de sus propiedades beneficiosas.

Actualmente el proceso de esterilización se lleva a cabo en un autoclave mediante la aplicación de rayos gamma generados con cobalto-60, destruyendo así cualquier espora u organismo vivo que contenga la miel. Esta técnica resulta barata, no peligrosa para la salud humana y no produce la pérdida de las propiedades características de la miel. De hecho ha sido aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Agencia de Drogas y Alimentos de EEUU (FDA) y varias asociaciones médicas más.

OTROS USOS TERAPÉUTICOS DE LA MIEL

Además de su utilidad para la curación de heridas, también hay evidencia científica de su acción terapéutica en otras patologías, tales como:

  • Patología gastrointestinal: Existen evidencias que señalan los beneficios de la miel (concretamente de la miel de Manuka) para tratar úlceras estomacales debido a la inhibición que ejerce sobre la Helicobacter Pylori, bacteria responsable de gastritis, úlceras estomacales y relacionada con el cáncer gástrico, según las últimas investigaciones al respecto. También hay constancia de su uso como tratamiento preventivo en úlceras estomacales por consumo de alcohol y antiinflamatorios no esteroides. Y se utiliza en diarreas bacterianas y el sídnrome del intestino irritable con buenos resultados, según constatan algunos trabajos científicos.
  • Patología oftálmica: Mediante su aplicación a modo de ungüento sirve para tratar queratitis, conjuntivitis y blefaritis. Igualmente, se están realizando varios estudios sobre su uso en el tratamiento de cataratas, dadas sus propiedades antioxidantes y osmóticas y la presencia de flavonoides, pero aún no hay resultados concluyentes.
  • Patología dermatológica: Su uso se ciñe a tratamientos contra el acné, debido a sus propiedades antibacterianas y preventivas del exceso de sequedad en la piel.

Asimismo, también ha demostrado ser útil en el tratamiento de resacas, gracias a su alto contenido en fructosa y enzimas que aceleran el metabolismo del alcohol. En calambres y tics, debido a la acción de la acetilcolina como transmisor de impulsos nerviosos; para resfriados, tos y gripe, siendo su uso más conocido y popular. En afecciones hepáticas, gracias al aumento de glucógeno, que incrementa la capacidad de filtración y eliminación de toxinas. En afecciones bucodentales por sus propiedades antibacterianas. Y, por último, en la prevención de infartos, evitando la migración de bacterias bucales.

Uso de miel para quemaduras
Uso de miel para quemaduras

CÓMO ACTÚA LA MIEL EN LA CURACIÓN DE HERIDAS

Existen datos que aluden al uso de la miel en la curación de heridas desde el año 2.500 a.C., pero tras el descubrimiento de los antibióticos quedó en desuso. Sin embargo, en los últimos tiempos ha resurgido el interés en esta terapia debido a las múltiples ventajas de su uso y los nulos efectos secundarios, frente a los que generan los antibióticos, que afectan a diversos órganos del cuerpo.

Se han realizado diversos ensayos clínicos comparativos sobre el uso de la miel en heridas y se demostró sobradamente la mayor rapidez de curación de las lesiones comparadas con las que solamente fueron irrigadas con suero salino fisiológico. Asimismo, se demostró la mayor rapidez de cicatrización de heridas quirúrgicas y de quemaduras.

Destaca la rapidez con la cual las heridas curan cuando la miel se aplica sobre ellas, sobre todo en quemaduras, gangrenas de Fournier y heridas abiertas. La miel ayuda a disminuir la aparición de queloides y cicatrices hipertróficas, así como la necesidad de uso de injertos cutáneos. Resulta muy interesante también su efectividad en heridas infectadas con Staphylococcus aureos multirresistente (SARM), uno de los gérmenes más comúnmente hallado en los centros sanitarios y cuya erradicación resulta una ardua tarea para los profesionales de la salud.

La miel provee un ambiente húmedo a la herida, idóneo para iniciar la recuperación de tejido. Así, las células epiteliales son capaces de crecer sobre la superficie de la herida y los fibroblastos pueden contraerse para aproximar los bordes de la lesión, al tiempo que las propiedades antibacterianas de la miel evitan la proliferación de microorganismos en el lecho húmedo de la herida.

Otra ventaja importante que aporta la miel es el elevado grado de limpieza que proporciona a la lesión infectada, es decir, su poder desbridante, eliminando el tejido muerto resultante del proceso infeccioso.

La miel también aporta la ventaja de eliminar el mal olor procedente de las heridas infectadas. Este efecto desodorizante actúa principalmente sobre bacterias anaerobias mediante la metabolización de azúcares, en vez de aminoácidos y proteínas del tejido necrótico, formando ácido láctico, en vez de amonio, el principal responsable del desagradable hedor.

Resulta interesante también la propiedad nutricional de la miel, que actúa supliendo la falta de nutrientes, debido en ocasiones a la mala perfusión sanguínea, sin los cuales la herida no sería capaz de regenerarse. Esto se debe, principalmente, a la transferencia de glucosa, que sirve como sustrato den la formación de nuevo tejido.

Con el uso de la miel en las heridas se consigue reducir considerablemente el dolor y la incomodidad provocados por el edema y el exudado de las lesiones. Se ha observado a nivel microscópico una gran disminución de linfocitos en la sangre tras la cura de heridas con miel, lo que reafirma la teoría de que la miel genera una alteración en los componentes sanguíneos y en el tejido adyacente a la lesión.

Varios estudios han comparado el uso de la miel en la curación de heridas con otros tratamientos más convencionales y tras ello se concluyó que se trata de un agente igual o más eficaz, pudiendo compararse al hidrogel en la curación de úlceras venosas y resultando muy superior a la sulfadiazina de plata en el tratamiento de quemaduras.

Se puede afirmar que la miel es eficaz en el tratamiento de múltiples tipologías de lesiones, como por ejemplo: abrasiones, amputaciones, abscesos, úlceras por presión, estomatitis gangrenosa, úlceras cervicales, sabañones, fístulas, úlceras por lepra, heridas infectadas traumáticas, heridas sépticas, úlceras vasculares, úlceras malignas, grietas en pezones, cortes, úlceras estomacales, úlceras de pie diabético, gangrenas de Fournier, heridas quirúrgicas, quemaduras, etc.

Efectos adversos

Únicamente se han hallado, como tales, la sensación de quemazón o picor producida inmediatamente después de la aplicación tópica de miel sobre heridas abiertas en algunos pacientes.

Tras la realización de diversos estudios no se obtuvieron datos que demostraran que la miel pudiera producir alergias tras su uso tópico. Tampoco cabe la posibilidad de que contenga microorganismos capaces de producir una infección dado que es una solución supersaturada con apenas contenido en agua y además, generalmente, está esterilizada.

Por último, la posibilidad de producir una hiperglucemia en pacientes diabéticos es casi inexistente dado que su absorción sistémica es escasa en el caso de aplicación tópica sobre heridas.

GUÍA PRÁCTICA DEL USO DE LA MIEL PARA LA CURACIÓN DE HERIDAS

Es importante recalcar algunas cuestiones en el uso de la miel para tratar heridas. En primer lugar se debe usar exclusivamente miel medicinal seleccionada para ello así como hacer una correcta limpieza previa de la herida con suero salino fisiológico para promover la penetración de la miel en la lesión.

También es recomendable la aplicación de miel líquida sobre una gasa estéril, celulosa, apósito de hidrofibra o de alginato de calcio (este último disminuye considerablemente la frecuencia de las curas), en lugar de hacerlo directamente sobre la herida, evitando de ese modo el deslizamiento de la miel. Y si nos encontramos ante una lesión cavitada ( y es posible) rellenar estas concavidades con una jeringa cargada con miel.

Como en todo tratamiento tópico, la cantidad de producto aplicado resulta de gran relevancia para que sea efectivo. Aunque un exceso de producto no tiene sentido ya que sería desperdiciar producto, una cantidad insuficiente reduciría mucho los beneficios terapéuticos. La miel tiene que entrar en contacto con la herida y cubrirla en su totalidad para que el tratamiento resulte efectivo.

Igualmente, la frecuencia de la cura variará en función del tiempo en el que la miel sea diluida por el exudado de la herida. Es necesario usar un vendaje secundario para mantener la fijación de la miel en su lugar, prolongando así la duración de la cura.

Para que la aplicación resulte efectiva, la miel debe permanecer en su lugar de acción, al menos, 12 horas, pero preferiblemente más tiempo, incluso hasta 2 o 3 días. De lo contrario sus beneficios antibacterianos y desbridantes se verán considerablemente reducidos.

Respecto al intervalo de tiempo necesario para el comienzo de los efectos terapéuticos del uso de la miel en la curación de heridas, se estima que se deben realizar curas con miel de dos a cuatro semanas, y si después de ese tiempo no se observa ninguna mejoría clínica de la herida, debería plantearse un cambio en la estrategia de tratamiento a seguir.

MIEL COMERCIAL PARA LA CURACIÓN DE HERIDAS

Debemos tener muy presente la diferencia entre la miel de consumo alimentario y la empleada para fines terapéuticos. La primera apenas está tratada y se suele someter a un tratamiento de calentamiento para eliminar posibles sustancias no deseadas, mientras que la miel medicinal debe cumplir una serie de requisitos, tales como haber superado un proceso de esterilización mediante rayos gamma. Y, aunque existen estudios que demuestran que el uso de miel alimenticia en la curación de heridas no genera efectos adversos, siempre es preferible el uso de miel específica con fines medicinales.

Miel de uso terapéutico
Miel de uso terapéutico

En España, aunque su uso no se encuentra muy extendido entre los profesionales, se comercializan varios formatos que contienen miel, lanolina, aceite de bacalao, aceite de girasol, aloe barbadenisa, caléndula oficinales, vitaminas C y E y óxido de zinc; todos ellos bajo el nombre comercial de L-Mesitran® y en diversos formatos: ungüento o gel, apósito de hidrogel, malla, tul, almohadillas, apósitos de alginato de calcio o sodio, etc.

En Estados Unidos el uso terapéutico de la miel todavía no está muy extendido. En el Reino Unido la miel no se encuentra registrada como producto médico y farmacéutico, aunque hay diferentes mieles comerciales cuya etiqueta indica que pueden ser utilizadas en la curación de heridas.

Australia y Nueva Zelanda son consideradas las naciones más avanzadas en cuanto al uso de la miel se refiere. En Australia Medihoney® y en Australia Comvita®, ambas a base de mieles de Manuka, son empleados con fines terapéuticos en centros sanitarios.

En los Países Bajos también está bastante extendido su uso, se emplea bajo el nombre comercial de Honey Soft® o Mesitin® y se encuentra combinada con varios componentes.

CONCLUSIONES

La miel es un excelente producto para tratar gran diversidad de heridas y lesiones. El auge de su uso tal vez se deba, en parte, a la ineficacia de los tratamientos convencionales o a los efectos secundarios que tales tratamientos producen.

Son diversos los estudios que han constatado las cualidades que la miel posee y que la hacen idónea para el tratamiento, en particular, de las heridas. Principalmente por sus diversas cualidades terapéuticas y sus nulos efectos secundarios y no deseados sobre la salud del paciente.  


Bibliografía consultada: 

  • Traynor J. Honey: the gourmet medicine. Bakeresfield: Kovak Books; 2002.
  • Lund A. La curación con la miel. Barcelona: Robinbook; 1999. 
  • Pérez Sánchez J.A. Caso clínico: Aplicación de miel para el tratamiento de úlceras basado en literatura científica. Hygia. 2013. 
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  • Rosa Ana Martínez Girao. Trabajo TFG La miel en el tratamiento de heridas. UC. 2014
  • Vijaya KK, Nishteswar K. Wound healing activity of honey: A pilot study. Online 2012. 
  • Soldevilla Agreda JJ, Torra i Bou JE. Atención integral de las heridas crónicas. Madrid: SPA, 2004.
Las terapias naturales que aplicamos no sustituyen ni excluyen la atención o el tratamiento médico o farmacológico convencional prescrito por profesionales sanitarios. 
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